El año 1980 no solo se recuerda por la victoria de Ronald Reagan, el nacimiento del sindicato polaco Solidarnosk, el asesinato de John Lennon o los Juegos OlÃmpicos de Moscú, sino por la erradicación oficial de la viruela. El mundo habÃa logrado derrotar a uno de sus grandes enemigos. Aquella victoria avivó los entusiasmos sanitarios e hizo pensar en otras erradicaciones, como la de la polio, que se está revelando mucho más complicada de lo que parecÃa, a pesar de que ya ha desaparecido en amplias zonas del planeta.
Desde la llegada en la última década de una nueva generación de inhidores de gran eficacia, el virus de la hepatitis C es otro que puede ir desapareciendo, como reflejamos en el reportaje Viaje al primer paÃs que va a eliminar la hepatitis C de DM.
Se estima que en el mundo hay alrededor de 300 millones de personas infectadas y casi dos millones de nuevas infecciones al año, que corren gran riesgo de desarrollar con el tiempo insuficiencia hepática, cirrosis y cáncer de hÃgado.
A pesar de la polémica inicial derivada del elevado precio de estos nuevos fármacos, desactivada, en España y otros paÃses, tras fructuosas negociaciones entre la Administración sanitaria y los laboratorios fabricantes, la experiencia clÃnica está siendo todo un éxito, con tasas de curación cercanas al cien por cien. Entre 2014 y 2017, cinco millones de personas ya habÃan recibido tratamiento curativo para la hepatitis C, y en España la cifra es de casi 130.000.
Quizá con demasiado optimismo, la Organización Mundial de la Salud ha establecido como objetivo eliminar la hepatitis C en el año 2030, lo que implica una gran inversión y sobre todo estrategias de prevención y de cribado. El VHC, como se sabe, va en muchos casos asociado al VIH, algunos de los colectivos más afectados no son fáciles de atender y las reinfecciones son frecuentes.
España, sin embargo, es uno de los paÃses pioneros en el abordaje de la hepatitis C y los planes previstos aventuran una eliminación rápida, con las reservas que una operación de esta envergadura lleva implÃcitas. De modo similar al efecto rebaño de las vacunas, el diagnóstico y el tratamiento de cuantos más afectados mejor ayudarán a que infecciones y reinfecciones vayan disminuyendo.
En medio del ‘pesimismo sanitario’ nacional, derivado en parte del gusto hispano por el autodesprecio, el caso de la hepatitis C es un ejemplo de colaboración curativa entre los principales protagonistas de nuestra sanidad.
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